Cuando era niña me gustaba levantar la cabeza y mirar las estrellas por la noche. Mi corazón anhelaba estar allí con ellas… y ser ellas. Pero en cambio estaba aquí, en la Tierra. Y mi vida, aunque muy difícil, tenía que continuar adelante. Pero la tristeza y el dolor que sentía en mi interior eran tan inmensos que finalmente mi corazón y mi alma se rompieron. Y solo mi conciencia, como una pequeña estrella pulsante en mi interior, me recordaba quien era yo y las razones profundas por las cuales estaba aquí. El tiempo fue pasando y casi 30 años después desperté una vez más, a lo largo de mis vidas en la tierra, y empecé a re-encontrar mi camino de vida. Aunque ha estado muy difícil y arduo, he sido capaz de aprender. O puede que tenga que decir de tan solo recordar lo que es amar y perdonar. De esta forma, paso a paso, empecé a sanar mis heridas interiores, como también, como sanadora, ayudé a sanar mucha gente. Primero en Barcelona, España, y más tarde en Monterrey, México, y Albuquerque, NM, USA. Para finalmente retornar a España.
Ahora puedo decir que las estrellas son preciosas. Y no solo lejos, allá arriba en el cielo. Sino aquí en la Tierra… y en nuestro interior, donde van pulsando como luces mágicas, brillando sin cesar día y noche a lo largo de nuestras vidas, acompañando constantemente a nuestra alma en su evolucionar por el Universo. Nuestras estrellas interiores son una maravillosa y perfecta expresión de nuestra conciencia que podemos llamar merkabah. Aunque el merkabah es un campo de luz complejo situado alrededor de nuestra alma y de nuestro cuerpo, no solo está situado en nuestro exterior sino también en nuestro interior. Dando vida a nuestra alma y a nuestro cuerpo, y creando todo lo que hemos sido, todo lo que somos y todo lo que podemos llegar a ser. Pero por encima de todo es el lugar donde podemos encontrarnos a nosotros mismos para recuperar Quienes Realmente Somos. Nuestra estrella está conectada con el Amor del Universo a través de una red brillante y luminosa que nos envuelve. Y que incluye a los árboles y a los animales, a las montañas y los océanos, las rocas y los ríos, al planeta Tierra y que se extiende más allá a través de la galaxia. Esta esplendida rejilla envuelve todo tipo de vida recordándonos que todos somos Uno, y que nuestra tarea es expresar y manifestar esta unidad para recuperar quienes realmente somos, pero también la naturaleza y nuestro querido planeta, la Tierra.
Nuestra estrella, o nuestro merkabah interior, es el lugar situado en nuestro interior donde podemos cambiar nuestra vida: sanar el pasado, aprender del presente y crear nuestro futuro… siempre y cuando lo queramos de corazón. Entonces nuestro deseo, al ser verdadero, despierta el poder del Amor, de forma que el camino de retorno a casa empieza. Una forma de hacer esto es a través de una meditación que llamo “Respirando por la Estrella”…
Para ello, primero nos sentamos… cerramos los ojos y tomamos varias respiraciones profundas para calmarnos. A continuación invocamos nuestro Yo Superior y los seres luminosos que nos acompañan, pidiéndoles protección y que nos llenen de Luz.
Después, desde el sexto chakra situado en la frente, como si desde este chakra quisiéramos entrar en nuestro interior, inhalamos hasta que el aire llega a nuestra estrella, (situada unos dos centímetros por encima del ombligo), y exhalamos a través de la estrella, hacia delante, con la intención de expandirla más allá de nuestro cuerpo.
Inhalamos desde el sexto chakra llevando el aire a través de nuestro cuerpo hasta la estrella, y exhalamos el aire hacia fuera, por la estrella…
Y así continuamente durante un tiempo de 15-20 min. O más, dependiendo de nuestras necesidades y de nuestra capacidad de concentración. De esta forma creamos un círculo…
Un círculo que nos conecta con nuestra conciencia y que nos expande fuera de nuestros límites… llevándonos a un estado interior de Paz, de Amor, de Salud, de Abundancia y Alegría, conectándonos con todos los atributos propios del Ser Humano.
A lo largo de este círculo, despertamos nuestra estrella interior y elevamos su vibración de forma que ella recupera sus conexiones con el Universo de Amor y nosotros recuperamos Quienes Realmente Somos.
Si meditamos a menudo por la estrella, iremos sintiendo que formamos parte de ella, mientras se expande, se transforma y crea… hasta que sintamos que nuestra estrella es el Todo… y por lo tanto, nosotros somos ese Todo.
Y será entonces que recordaremos que somos parte de la Tierra, como también del Universo… que somos parte del Campo Energético Universal de Luz que nos envuelve, y que al mismo tiempo éste se encuentra en nuestro interior.
Y recordaremos quienes somos y la tarea que nos hemos comprometido a realizar aquí y ahora.
Y a partir de este momento la eternidad estará en nuestro interior, porque eso es lo que realmente somos… Amor.
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